La de todos

Inmaculada era su nombre, usaba pocas palabras, no se complicaba, no discutía, soportaba doce, quince, veinte horas seguidas y se prendía fuego en el cabello, para contrarrestar el de su cuerpo.
No caminaba, se deslizaba por la calles, esperando al próximo, comiendo aire, para matar el hambre. Sudaba en el verano y la gente le pedía su sudor para usarlo como combustible y ella solo los miraba y seguía su camino, sudando y esperando. Llegaba el momento y quemaba su cabello, después soportaba encantada y al final se tendía en la cama pálida y fría.

sábado, 21 de noviembre de 2009

3 Comments:

Anónimo said...

Полностью разделяю Ваше мнение. В этом что-то есть и идея отличная, согласен с Вами.

Anónimo said...

Теперь стало всё ясно, большое спасибо за информацию. Вы мне очень помогли.

K. Maya said...

jaja, fría y pálida...

 
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